domingo, 18 de noviembre de 2007

PAULO COELHO, EL ESCRITOR QUE ADMIRO

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EL INVITADO SOÑADO DE... NATALIA ASTRÁIN (ENTRENADORA DEL BARCELONA DE FÚTBOL FEMENINO) ES... PAULO COELHO (ESCRITOR)

«Coelho daría a la fiesta un toque espiritual»

Jueves, 14 de julio de 2005
Natalia Astráin Massa le entra una risa nerviosa ya sólo con insinuarle que el escritor brasileño Paulo Coelho le contesta «sí» a una carta que ella le ha enviado con su imaginación proponiéndole venir a San Fermín. Le admira, asegura, por una coincidencia de filosofías. Un ejemplo: «Sin fe se puede perder un juego cuando ya está casi ganado». ¿Alguien duda de que esta cita de Coelho no debe ser bien recibida por la entrenadora del Barcelona de fútbol femenino (en la máxima categoría nacional?

Paulo Coelho y Natalia Astráin, ésta con el pañuelo azul de La Jarana al cuello, en una tertulia figurada junto al vallado que enfila el callejón de la Plaza de Toros de Pamplona.

Natalia Astráin disfruta de unas fiestas que define como lo mejor del mundo. Peñista de La Jarana, creció de niña asomada al balcón que la asociación de joyeros a la que pertenecía su padre tenía en la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona. Desde allí presenciaba el chupinazo diciéndose que cuando fuese mayor estaría abajo, entre la muchedumbre.

-¿Le resulta fácil asociar una vorágine como la de estas fiestas a alguien como Paulo Coelho, que parece tan relajado?
-En su obra El peregrino de Compostela pasa por Pamplona y siempre habla de Navarra. Es un hombre al que le gusta saber a fondo de lo que escribe y por eso encajaría en los Sanfermines.
-¿Ha leído mucho a Coelho?
-Todos los libros.
-A ver si le va a tener más devoción que a Fermín, el santo...
-El alquimista fue el primero de sus libros que leí y me gustó mucho su forma de pensar. Eran ideas que yo tenía desde siempre pero hasta entonces no había encontrado a alguien que pensase igual y menos que hubiera sido capaz de plasmarlas en un libro. Poco a poco fui leyendo otros de sus libros y me terminé de enganchar a su forma de pensar.
-¿En qué coinciden?
-Por ejemplo, él habla mucho de que el destino está escrito. Las cosas no pasan por casualidad, todos tenemos una misión en la vida y venimos a cumplirla. Las cosas que consigues son porque te ha tocado vivirlas.
-¿Cómo son sus Sanfermines?
-Son los de una persona casta, de Pamplona. Soy de La Jarana, así que... Empiezo almorzando el día 6 con mi cuadrilla a las nueve de la mañana, voy al chupinazo y luego hasta que aguante. El día 7 voy a la procesión con mi familia. Es una tradición familiar y nos juntamos los sobrinos y todos los demás. Y el resto de días, a hacer un poco el gamberro en el tendido de sol con la peña y a salir por ahí.
-¿La presencia de Coelho modificaría sus planes?
-No, porque se pondría en mis manos. El mejor día es el 6 y, como él es especial, le haría partícipe de mi día 6. A las nueve, almuerzo por la zona de San Juan y después al chupinazo, metiéndonos en el medio de la plaza del ayuntamiento. Después, a Jarauta por las peñas. No sé dónde comeríamos, porque ese día se come cuando se puede. Me gustaría que se quedase hasta el día 7 y pudiese ver la procesión. Independientemente de las creencias de cada uno, es muy bonito por el respeto cuando pasa el santo, los aplausos o cuando le cantan.
-Los de La Jarana se distinguen por su blusa a cuadros azules y blancos y el pañuelico azul. ¿Se imagina a Coelho vestido así?
-Sí. Creo que siempre ha sabido adaptarse a los sitios a los que va. De hecho, en su libro del Camino de Santiago el peregrino que lo protagoniza es él. En cuanto fuese un día a los toros, se metiese en el centro del chupinazo o viviera cualquier cosa de San Fermín, se engancharía. Todos podemos ser diferentes durante el año, pero en Sanfermines nos transformamos y dejamos salir nuestro lado un poco más juerguistas, y no porque Coelho sea un escritor se va a dejar de amoldar a eso.
-¿Qué papel asignaría a su invitado en el funcionamiento de la peña?
-Le metería en la barra porque a todos nos toca hacerla un día. Sería gracioso y así viviría de cerca el ambiente de la fiesta.
-Gracioso y un poco puñetero por el agobio, ¿no?
-Para mí estar en la barra es algo divertido. Es una forma de colaborar con la peña y de hablar con la gente.
-Por lo que ha leído de él, ¿qué interpretación cree que haría el escritor brasileño de lo que Pamplona vive estos días?
-Creo que enfocaría los Sanfermines como tradición de un pueblo y unas creencias que se mantienen desde hace tiempo. Coelho daría un toque profundo y espiritual.
-¿Distinto al de Hemingway con su libro Fiesta?
-La que le dio Hemingway creo que fue una imagen muy superficial y se ve en los guiris que vienen: su fiesta se reduce a tirarse de la fuente de Navarrería y emborracharse. Paulo es más profundo y llevaría su interpretación al origen, al porqué del encierro, de vestirnos de blanco y rojo o de las peñas.
-¿Durante San Fermín lee?
-No. Como mucho, el periódico, las fotos del encierro y ver si ha pasado algo.
-¿La cabeza no da para más?
-Más que la cabeza, el tiempo. Yo vivo fuera y estos días me apetece aprovechar para estar con los de casa, a los que no he visto durante el año.
-¿Aparca hasta el día 14 su condición de entrenadora ?
-Sí, sí, es mucho mejor. A mí me gusta vivir los Sanfermines en plan casta, con juerga y para pasármelo bien. Por eso así no pega nada la entrenadora, sino Natalia.
-Pero en Sanfermines, ¿mejor atacar, defender o contemporizar?
-Hay días para atacar, como el 6 de julio, y conforme van pasando los días es como si te van expulsando jugadores y tienes que amarrar el resultado atrás.

La mujer que puede ser "míster"

Noticia en El País

La navarra Natalia Astrain es la primera que obtiene el título de entrenadora nacional de fútbol

JAVIER U. GOÑI - Pamplona - 10/01/2000


Natalia Astrain Masa, navarra de 23 años, es la primera mujer en España que ha conseguido el título de entrenadora nacional, lo que la coloca en disposición de convertirse en míster, apelativo común que designa a los entrenadores de fútbol. El privilegio esconde un camino plagado de zancadillas. "Llegas a la concentración en Zaragoza y aunque todos saben que vas a estar allí, ven una chica y ¡zas! Se dan la vuelta y se te quedan mirando, a pesar de que te han visto en la lista de inscritos". Una intrusa en un mundo de hombres poco deseosos de ampliar los límites de su exclusivo universo. Natalia, obviamente mujer, aspiraba a ser entrenadora de élite, a ocupar un banquillo que hasta la fecha sólo ha conocido posaderas de hombres. Un trauma, para algunos: "Hubo compañeros que desde el principio me animaron, sobre todo algunos que venían de entrenar en fútbol femenino, como yo. Sin embargo, también había gente que te miraba de manera rara; por supuesto no te decían nada, pero luego te enterabas de que comentaban cosillas a la espalda". También tuvo que luchar con la presión de ser la primera: "Todos te miraban todo el rato, estabas seguida y casi juzgada a cada minuto. Debes de demostrar porque no has hecho nada y porque eres mujer. Si lo haces bien, vale, pero si lo haces mal, ya sabes que tienes encima el que te va a decir que es normal porque eres una chica. De hecho, un día el vicepresidente de la federación aragonesa vino exclusivamente a ver como hacía un examen práctico".

Pura vocación
Natalia empezó entrenándose con equipos de chicos -no existían conjuntos femeninos- para seguir los encuentros desde la grada. "Así me tiré un tiempo, y luego supe que había un torneo para chicas en el Valle de la Ultzama, y claro, fui de cabeza. Mas tarde, en Barañain, en la Sociedad Deportiva Lagunak, cogieron a casi todas las chicas que jugábamos e hicieron un equipo, casi una primera selección navarra...", que competía contra equipos guipuzcoanos.

La vocación de entrenadora se le despertó a Natalia en el colegio religioso de las Concepcionistas, en en el cual sólo había chicas. Sin embargo, con el paso de los años fueron entrando chicos pequeños al colegio. "Yo siempre he querido ser entrenadora, así que pedí al consejo de padres que me dejara llevar al equipo de los de 6º de EGB de aquella época. Ese fue mi inicio en un banquillo". Más tarde fueron llegando otros equipos y también la posibilidad de hacerse cargo de toda una selección territorial, como la femenina de Navarra. Pero Natalia se había empeñado en alcanzar su cima y entrenar a un equipo de élite: "Todavía es un sueño, eso sí, un sueño que no pierdo de vista. También tengo claro que lo tengo complicado por el hecho de ser mujer".

Natalia obtuvo el título el pasado mes de julio, un mes dedicado única y exclusivamente al fútbol que acabó saturando a la aspirante navarra. "Nos levantábamos a las seis de la mañana todos los días y a las ocho ya estábamos con las botas puestas en la Ciudad Deportiva del Zaragoza para realizar las prácticas sobre el césped. De ahí hasta la una y media, comer y a la tarde nos encerrábamos en un aula y toda la tarde teníamos clase teórica de lo que tocara. Al final, todo un día dedicado a lo mismo".

Uno de los profesores con los que contó Natalia en Zaragoza fue Iñaki Sáez, compañero de viaje en la selección española de Javier Clemente, cuyo estilo Natalia no comparte demasiado: "A mí me gusta mas el fútbol de toque, aunque por supuesto, siempre tienes que contar con los jugadores que tienes y la situación que te toca. De todas formas, yo cuando estoy entrenando con las chicas hago fútbol enseñanza y quiero que aprendan a tocarla, que para pegar el patadón no hace falta enseñar mucho". Hay entrenadores de Primera División que todavía no tienen tan claro unos principios tan básicos.